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El estrés genera mayor riesgo de ataques cardíacos

Dr. Fernando Sito
Médico cardiólogo – MP 443927 – MN 79860
Psicoterapeuta E.M.D.R.
fsito@intramed.net

“¡El estrés me mata

Esta frase podría ser tomada literalmente y no es sentido metafórico.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Lo que observamos a través del estudio INTERHEART en 2004, que los factores de riesgo psicosocial (estrés, ansiedad, depresión, aislamiento social e ira) representan la tercera causa de infarto de corazón; se consolida a la luz de las nuevas investigaciones, y comienza a aclarar su origen. La relación de cómo la mente puede enfermar nuestro cuerpo; el estrés directo al corazón.

 

Tus estados mentales como el estrés y la depresión tienen impacto en tu salud.

El aumento de actividad en la amígdala cerebral, zona que procesa las emociones, ayuda a explicar el vínculo.

Una investigación de profesionales del Hospital General de Massachusetts, vinculó la actividad de esta zona del cerebro sensible al estrés con un incremento del riesgo de ataques al corazón.

Los que presentaban niveles más altos de actividad sufrieron eventos antes que aquellos con menor elevación extrema. «Los estudios han demostrado que el estrés activa la médula ósea para producir glóbulos blancos, lo que conduce a la inflamación arterial y, en consecuencia, al ataque cardíaco».

Hoy sabemos que la inflamación es un mecanismo mediador de daño en muchas de las denominadas enfermedades crónicas como ser la Hipertensión arterial, la Diabetes y, por supuesto, la enfermedad arterial coronaria.

Por otro lado, un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, identificó la red neural que conecta la corteza cerebral a una parte de la glándula suprarrenal: la médula adrenal. Ésta es responsable de la rápida respuesta corporal ante situaciones de tensión. En momentos de estrés, el sistema nervioso libera más hormonas, en especial adrenalina. Son ellas las que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que genera un incremento del consumo de oxígeno por el corazón.

Además, cuando los nervios juegan una mala pasada, también sube la concentración de factores de coagulación en sangre y, por consiguiente, el riesgo de que se forme un coágulo capaz de obstruir totalmente una arteria ya tapada de manera parcial por una lesión arteriosclerótica, y así ocasionar un ataque al corazón.

“El estrés, a su vez, puede contribuir a otros factores de riesgo. Por ejemplo, una persona que lo padece puede comer más de lo que debe para reconfortarse, lo que se relaciona con el aumento de peso y el colesterol en sangre. O bien comenzar a fumar, o hacerlo más de lo habitual”

 

Comprender estos mecanismos abre la puerta a posibilidades de prevención y tratamiento.

 

Además de una alimentación saludable, la actividad física y el desarrollo de hobbies disminuyen la actividad proinflamatoria en nuestro organismo.

Además del ejercicio, una práctica diaria de meditación de 20 minutos puede darle una mejor perspectiva, reducir los químicos dañinos del estrés en su cerebro, mejorar su sistema inmunológico y aumentar su sentido general de bienestar.

Se ha vinculado el efecto beneficioso de programas de reducción del estrés basados en ejercicios de meditación, al cabo de tan solo ocho semanas de práctica conducen a una reducción de la activación de las amígdalas cerebrales.

Puede enseñarle a su cerebro a detener la respuesta al estrés, y de inmediato disparar la respuesta de relajación natural de su cuerpo.

Realmente no hay razón para vivir con niveles peligrosos de estrés.

Usted puede disfrutar de los beneficios de la relajación profunda cada vez que quiera por el entrenamiento de su cerebro para ir allí, ahora mismo.

 

¿Cómo separar el cuerpo de la mente? ¡Imposible!

 

Así que, ya sea con meditación, yoga, ejercicio, terapia o lo que gustes, es fundamental obedecer el clásico precepto que indica: «Mens sana in corpore  sano» (mente sana en cuerpo sano). Porque tener una mente sana es la forma de disfrutar de un cuerpo saludable.

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