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1.600.000 argentinos tienen Mal de Chagas

chagasEn la Argentina, se estima que alrededor de 1.600.000 personas viven con Chagas, la enfermedad parasitaria con mayor número de muertes en las Américas y si bien el 99% de personas en el país aún carece de tratamiento, aumentó en un 173% la demanda de medicamentos en el período 2011-2013.  

El dato fue compartido por la Coalición Global de Chagas al conmemorarse el último viernes de agosto Día Nacional por una Argentina sin Chagas.

La lucha por el control vectorial ha conseguido buenos resultados incluso llegando a interrumpir la transmisión en algunas zonas, como en la provincia de Tucumán, y si bien hay un buen control en bancos de sangre, frenar la transmisión de madre a hijo continúa siendo un desafío.

Según detalló el comunicado, existe “un gran olvidado” en la lucha contra el Chagas: el acceso a tratamiento de los individuos infectados.  A pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación a la atención de pacientes de Chagas, se estima que al ritmo actual se tardarán 300 años en llegar a tratar a todos los que así lo necesitan.

En Argentina, aunque el porcentaje de tratados al año también se sitúa por debajo de ese 1%, durante 2013 se incrementó la demanda de medicamento en un 173% respecto al año 2011.

Según expresa la coalisión, tratar el Chagas es un derecho de las personas afectadas, una cuestión de salud pública, pero es también una inversión que ahorra dinero, mejora la calidad de vida y reduce las pérdidas de productividad que esta enfermedad causa.

Para ver una diferencia en los próximos cinco años, la coalición busca promover un cambio radical, cuyos principales desafíos son: asegurar  recursos para programas integrales, sostener y ampliar los esfuerzos en control de la transmisión de la enfermedad, garantizar el diagnóstico de las personas en riesgo y el acceso a tratamiento, investigación y desarrollo de nuevas herramientas diagnósticas y medicamentos y contar con datos actualizados y precisos de prevalencia.

Celiaquía, nada de TACC, mucha conciencia

Tranquilidad y resignación fueron las primeras palabras que expresó el Dr. Eduardo Cueto Rua acerca del momento en que los pacientes reciben la noticia acerca de padecer celiaquía. Sin embargo el porcentaje de quienes rechazan la situación es levemente mayor, situación que tiene que ver con el grado de instrucción de las personas.


La asunción de la enfermedad es mucho más fácil de parte de los chicos. Agrega que “de las personas que concurren a los grupos de autoayuda, el 98% se siente muy bien, por lo que uno promueve, que para buscar el bien común, conviene reunirse para trabajar”.
En la jornada organizada por el Colegio de Farmacéuticos, su titular, Marcelo Vaglini sostuvo que “traer al doctor es una victoria total”. Destacó que “en base a nuestro compromiso con la salud y la calidad de vida de la población es que hacemos este tipo de encuentros”.
Cueto Rua recordó a los medios que antes de la charla fue recibido por las autoridades municipales, lo cual agradeció. “Pude ver que están preocupados, que hay una ordenanza” y que abarca los expendios de comida entre otros factores.
El médico demostró abundantes datos estadísticos a partir de los cuales fue orientando reacciones y acciones del celíaco. Explicó que entre los fastidios, encabezan la lista que “un profesional les diga que se van a curar, que un poquito no te hace nada, que todos te pregunten, que tengas que andar con viandas por la vida, que no haya menúes en el restaurant”.
Con muchos los años sin dieta, “en la enfermedad celíaca tenemos una enteropatía perdedora de proteínas y calcio, las personas mayores pierden de por sí el calcio al no hacer ejercicio, y si encima lo pierden por los intestinos, el destino es deformarse, ser chuecos, con dolores en todos los huesos”.
El médico insistió con que “el cumplimiento de la dieta es directamente proporcional a la instrucción del celíaco y su madre”.
En cuanto concientización, “cuando salimos a cenar, el celíaco pide bife con ensalada, porque si pide algo para el celíaco, la respuesta es no. Entonces la única forma de instalar el tema es hablarlo. Si vas al kiosco y pedís miel de avispa, una vez, otra y otra”, en algún momento la comprarán para el enfermo. “El kiosquero quiere vender”, por eso es necesario expresar las necesidades. “Hay que hablar de la celiaquía con buena onda, porque el objetivo es tener galletitas en el kiosco y no pelearme con el kiosquero porque no tiene galletitas”.
Cueto Rua sintetiza, las razas nativas no eran celíacos por genética y dieta. “La proteína de trigo, es la peor del mundo (…) pero para nosotros es sagrada, elegimos mal, porque es dura, elástica e indegerible, y a la vez tóxica, es el pan de cada día”.
Reconocer los síntomas, hacer campañas y conocer las posibilidades de celiaquía, producen los atajos hacia un diagnóstico acertado y temprano. En esos diagnósticos, el médico recomienda que primero debe desparasitarse a los niños, a fin de no confundir indicativos como las diarreas, y así trabajar directamente con los que puedan padecer la enfermedad. Cuando actúan los profesionales, “luego de tres meses, el celíaco, con el tratamiento, vuelve a tener un intestino delgado normal, con gran vellosidad para absorber la comida”, expresa Cueto Rua. Para ello, insumir comidas sin TACC es la base de cualquier tratamiento.


El investigador plantea, predictivamente, una singular observación. “Si un celíaco todo lo que come lo defeca, no podía crecer. ¿Dónde estarían los celíacos? Son petisos o no pueden quedar embarazadas porque no pueden mantener dos vidas, entonces había que ir a donde están los primeros de la fila y donde van las mujeres cuando no quedan embarazadas”.
Más de treinta años le llevó a Cueto Rua lograr que el logo Sin TACC pueda ser reconocido por las marcas y colocado en los envases. Ahí vuelve a reafirmar que la insistencia para instalar el tema da resultados.
Finalmente, entre otras recomendaciones, el profesional recordó que los estudios a los niños deben repetirse cada tres años, “pudiéndose realizar el primero a partir de los seis meses a partir de ingerir trigo, pero si está bien no es necesario hacerlo”.

*Agradecemos la colaboración de Néstor Calvo, Conciencia FM, 102.5, http://www.concienciaradio.com.ar